Juan Carlos González es todo un emprendedor. En tan solo dos años logró crecer en el mundo del solo dos años logró crecer en el mundo del transporte como muy pocos, gracias transporte como muy pocos, gracias te como muy pocos, gracias al rendimiento y confiabilidad de los Volkswagen Constellation 19.320, y 19.320, y a una atención especial a una atención especial a una atención especial brindada por el concesionario oficial Tauro Automotores. Con la inauguración de su centro logístico en Urdampilleta, su pueblo natal, seguirá sumando camiones , su pueblo natal, seguirá sumando camiones
Volkswagen a su flota
“Yo la llamo ley de atracción. Cuando me propongo algo, lo logro”. Esta es la carta de presentación de Juan Carlos González, empresario de 55 años. Hiperactivo confeso, emprendedor y desafiante, en su pueblo natal Urdampilleta es conocido como “El Narigón”. No cambia hábitos ni tendencias: “Aunque a mi hija el nombre de la empresa no le parezca serio, es mi marca registrada y mal no me fue. Entonces, ¿por qué cambiar? Lo mismo que el amarillo. Ese es el color de mis camiones, los que también retiro personalmente del concesionario”, dice González, aferrado a las supersticiones.
Transporte El Narigón comenzó en 2012, producto de ese afán de González de hacer algo nuevo.
“Siempre quise comprar un camión, pero sabía que se trataba de un negocio difícil”, y agrega: “Por eso, lo primero que hice fue conseguir el trabajo. Fui a una reunión en Furlong y, cuando me preguntaron con qué camión haría el transporte, contesté que con un VW Constellation 19.320. Si usted me da el trabajo, lo compro ya”.
González recuerda que, mientras viajaba camino a Buenos Aires, llamó a un amigo transportista para consultarle dónde había comprado su camión Volkswagen: “entonces llamé por recomendación a Tauro Automotores y me atendió Alberto Ottaviani. Después que cerré las condiciones con Furlong y con el trabajo asegurado, me encontré con él un viernes a la noche. Charlamos 30 minutos. En veinte nos conocimos, en diez, le compre el camión”, rememora con una sonrisa la anécdota que luego amplía: “Me preguntó qué color quería, le dije amarillo, y al día siguiente fui al concesionario, y cerramos la operación.
Pero lo que más me marcó fue la gran verdad que me reveló Alberto ante mi nula experiencia en esta materia. Me dijo que el secreto estaba entre el volante y el asiento. Y es así, este negocio pasa por ahí.
Fue muy honesto. Él sabía que lo mío no paraba ahí. A los 10 días empecé a trabajar y a los dos meses ya le había comprado otro Volkswgen Constellation”.González eligió el transporte de automóviles por considerar muy favorable el servicio. “Está todo armado. Trabajás para un solo proveedor. Cargás y descargás. No parás nunca”, reconoce. En pleno auge del mercado automotriz, agregó más camiones para atender la zona sur que le fue asignada. Así fue agregando camiones hasta llegar a las siete unidades que actualmente conforman su flota.
Los Volkswagen Constellation 19.320 unen Buenos Aires con Bahía Blanca y llegan hasta Río Gallegos.
Los camiones completan unos 22 a 23 mil kilómetros mensuales, lo que equivale a un viaje y medio por semana o seis por mes. “Me interioricé y aprendí. Si bien tuve problemas con algún chofer, el negocio me apasionó, y eso se debió mucho a que me sentí muy cómodo con la atención del concesionario Tauro. Doy trabajo en mi pueblo. Todos saben que empujo y me gusta ir por más. Lo mío no pasa por lo económico, me gusta hacer”, revela.
Más allá de que otros transportistas le comentaron que el transporte de cereal rinde más, el propietario de Transporte El Narigón apostó por la continuidad y las ventajas de viajar a la Patagonia. “El diésel es más barato, por eso cambié los tanques originales por unos más grandes. Es una reducción de costos importante. También hemos regulado la velocidad de marcha. No dejo que se pase de los 85 km/h. Todo esto nos ha mejorado un montón la ecuación. Estamos muy bien equilibrados”, destaca abiertamente.
La reciente inauguración del Centro Logístico no hace más que confirmar su decisión de involucrarse más y más en la industria. En un predio de una hectárea y media, totalmente iluminado, levantó allí una infraestructura que abarca desde oficinas hasta un galpón de 450m2, además de una gomería propia. Un lavadero y el área de soldadura para acondicionar las bateas también se han incluido, como aspecto fundamental para bajar los costos y para generar más trabajo para los locales. “Estamos optimizando y creciendo en el negocio. Apuesto por Transporte El Narigón. Mantendré los siete camiones actuales en Furlong, y también tengo dos semis para empezar un nuevo emprendimiento. Creo que con todo esto vamos a tentar a una empresa muy importante para seguir trabajando en el sur pero con cargas generales. Por eso voy a seguir comprando camiones para diversificar el riesgo”, adelanta. González quedó impactado con los Volkswagen Constellation desde la primera vez que se cruzó con uno de ellos en la ruta. Su afinidad con la marca había comenzado con uno de sus primos autos, un Polo. La decisión de incorporar los 19.320 a su flota radicó en las características que las unidades deberían afrontar en las rutas del sur: viento, desniveles, máxima potencia. Su conformidad va más allá de la marca: está impresionado por la atención que le dispensa el concesionario oficial.
“Tauro se encarga de toda la atención y mantenimiento de las unidades, hasta incluso de la capacitación de un nuevo chofer. El camión va al service y vuelve con todos los detalles de los servicios que se le han hecho. Es muy especial el trato y un pilar fundamental para el éxito. Seré fiel a la marca siempre. No tengo motivos para no serlo. Me siento en familia. Es muy lindo trabajar así. No sé cómo deberían seducirme para irme a otra marca. Con ellos “duermo sin frazada”, y eso vale reconocerlo. Estoy súper conforme con Volkswagen Camiones y con el concesionario, por ser gente de confianza y calidez”, remata Juan Carlos González, el “Narigón” de Urdampilleta.
Enero de 2015
